21/11/08

(a la altura del perejil, se han quedado todos mis sueños) en comparación con lo que tengo aquí delante.





- ¿Lo siente?

- ¿Disculpe?

- ¿Siente el olor del salitre en su piel?

- ¿De qué me habla?

- Claro que lo siente, no deja de observarla.

- Estoy intentando disfrutar del paisaje, si no le importa seguiré haciéndolo.

- Discúlpeme, he estado un poco grosero.

- Un poco..

- Simplemente hablaba de aquella mujer del vestido rojo, que se pasea con el pelo mojado y encrespado por la orilla.

- ¿La conoce usted?

- Por supuesto.

- ¿Y dígame, cómo es?

- Es tremendamente hermosa, como puede comprobar. Tiene una piel fina y seductora, unos ojos que hablan por sí solos, unos labios con una sonrisa permanente pero fría, deliciosa..

- ¿Es amable?

- Mucho, es educada, sencilla, modesta..

- Hábleme de su pasado.

- Sin duda ha sido maestra de escuela, ya que así lo dictan sus manos; tiernas, cariñosas, llenas de vida. Tal y como observa el agua fría acechando a sus pies debe ser fotógrafa, sus ojos muestran tal vitalidad y alegría en este frío paisaje.. Y obviamente, es artista.

- ¿Artista? Pero, si no es conocida mundialmente, no es actriz ni cantante.

- El arte lo es todo, amigo. Ahí donde la ve, esta mujer es puro arte. En su mente se esconden millones de pensamientos filosóficos, imágenes deslumbrantes, sentimientos desbordantes, olores que volverían loco al mismísimo Jean-Baptiste Grenouille.

- ¿Es familia suya?

- No.

- ¿Entonces, compañeros de trabajo?

- Tampoco.

- ¿Pero la conoce?

- Por supuesto.

- ¿Cómo se llama?

- No tengo ni idea.

- ¿De qué conoce a esta bella mujer, si puede saberse?

- He soñado con ella durante años, desde que era un niño supe que la reconocería nada más verla.

- Pero, si no sabe quien es, ¿cómo puede saber que ha sido profesora o que es artista?

- Verá, querido amigo. Si usted sólo ve con los ojos, es que está ciego. Si cree simplemente lo que ve, es un ignorante. Pero, si se fía nada más de su instinto y no intenta ver mas allá de lo que nos enseña la vista, es que no tiene motivación por vivir.

- Es usted un completo inútil.

- Lo sé, pero sin embargo, siendo un completo inútil algun día haré feliz a alguien, alguien que entienda lo que le acabo de explicar a usted.

- ¿Insinúa que no tengo capacidad para entender las tonterías que usted dice?

- Yo nunca insinuo, expongo claramente mis pensamientos.

- Me voy, tengo cosas más interesantes que hacer que aguantarle a usted.

- Adiós, y suerte. La necesitará en este largo camino y sin un cerebro al cual acudir.

- Será g...

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