26/4/12

La raíz de una promesa.

Seguimos con pajas mentales y sonrisas a medias...
Últimamente pienso mucho en el valor que tienen las promesas.

Lo principal es: ¿y por qué prometemos? Parece que seamos incapaces de vivir el momento presente. En cuanto te descuidas, estás mirando más allá de lo que tienes al lado, estás obligándote a repetir ese segundo efímero todas las veces posibles en un futuro incierto. Prometemos porque no sabemos disfrutar el segundo en el que vivimos, y necesitamos asegurarnos de que este durará para siempre, de que estará eternamente a nuestra disposición para cuando seamos capaces de vivirlo enteramente. Esto nos condena a buscar siempre en los futuros segundos ese instante perfecto que ya pasó y no aprovechamos. 
Vivimos anclados al pasado, pensando siempre en el presente: buscamos cada vez recrear lo que no pudimos disfrutar, ¡no vivimos nunca en presente!
Entonces, ¿qué sentido tiene la vida si no la vivimos cuando toca, si siempre estamos pensando en repetir mañana lo que hicimos ayer a ciegas?

Prometemos sin saber lo que es una promesa, ¿y qué es una promesa? Un intento de darnos más tiempo para ser perfectos y mejorar lo que podríamos hacer ahora imperfectamente. Somos demasiado exigentes, ¿no crees? Y es estúpido creer que algún días serás perfecto, o serás mejor que ahora. La vida no es técnica. La vida no tiene niveles que superar ni castillos con princesas. La vida te enseña, y cada segundo te hace algo más fuerte, es cierto. Pero lo que no seas capaz de sentir ahora mismo, dudo que puedas sentirlo de aquí diez instantes. 

Estamos demasiado perdidos dentro de nosotros mismos como para encontrarnos, vernos objetivamente y crecer. Es cuestión de pararse un ratito en ese camino que vamos transitando y simplemente dejar de tener prisa por avanzar. En este camino quien corre  solo llega antes a la muerte, o eso creo yo. 

He escuchado y he incumplido tantas promesas... empezando por las que me he hecho a mí misma. ¿Para qué? He acabado dándome cuenta de que teorizar sobre lo que me ocurre para encontrar la causa de mis problemas y así no volver a caer para no sufrir más, es totalmente estúpido. La clave de esto está en que hagas lo que hagas, si reprimes lo que sientes, serás infeliz. Da igual si eso más tarde te traerá disgustos: en la vida hay muchos, y no son un problema. El problema es no escucharte, no entenderte, reprimir lo que quieres. ¿Desde cuando equivocarse ha sido un problema? ¿Acaso alguien ha aprendido acertando siempre? Quien no arriesga no aprende, pero más allá de esto... He llegado a la conclusión de que no se puede ganar siempre, es más, no quiero ganar siempre. Porque hacerlo todo bien además de imposible sería aburrido, y acabaría por hacerme un ser estúpido y arrogante. El objetivo final no debe ser acertar, por lo tanto, ¿por qué reprimirte? ¿Por qué ser algo que no eres, hacer algo que no quieres, pensando en un futuro que no existe?

He dejado de hacerme promesas. Porque me di cuenta de que eran realmente órdenes. Alba, no te ilusiones. Alba, no confíes. Alba, no sufras. He pasado al: Alba, eres.

La vida es. Y da igual qué más. 
Por todo esto, hay que darle menos cuerda al coco en cuestión de futuro, y cerrar más los ojos de vez en cuando para sentir lo que nos rodea. Da igual lo que nos rodee realmente, ¡todo es vida!

Un abrazo inmenso :)

Las promesas son mentiras implícitas, pues del mañana no hay certeza científica - Kase O.

25/4/12

De cara al viento y sin perfumes.


De esto se trata simplemente. Observar lo que pasa. Guardarte la parte de chicle del caramelo y compartir el resto con quien te de la gana. No todo el mundo puede entender nuestra percepción de la realidad. Y nadie más que nosotros puede sentirla. No siento indiferencia ante las cosas, pero ahora algo más de respeto y prudencia. Estoy dejando de ser una ilusa...

(...y es ahora más que nunca que necesito vuestras sonrisas :)

20/4/12

A ratejos.


Más allá de nosotros mismos. Más allá de lo que pueda llegar a quereros. De lo que podáis demostrarme en años de giros y retornos. Más allá de nuestra existencia, está la vida. Y qué quieres que te diga, la respeto. Por serlo todo, lo único, la esencia. No podemos buscarle razón de ser a la vida, simplemente es. Y nosotros somos con ella, no queda otra. 

Ya que estamos aquí, ¿por qué no aprovechamos al máximo nuestro paseo? Dejamos para más adelante todo lo que querríamos hacer esperando aprovecharlo siempre más de lo posible, sin tener en cuenta que el futuro no existe, no es nada. Perdemos el tiempo aplazando nuestra vida y malgastando cada segundo, que es un regalo del Universo. ¿No sería más fácil fluir y hacer lo que nos apetece en este momento? Da igual el siguiente, ESTE momento es nuestro. Podemos convertirlo en una flor, en un viaje, en una mirada, en una danza. Es lo que nosotros queramos inventar, lo que queramos crear. Esperar siempre a que una señal nos diga que es el momento adecuado, es tener miedo a la libertad de decidir qué hacer, a tener la fuerza suficiente para anunciar:
-Ahora mismo. Quiero esto. Soy esto. Voy a hacerlo. Tengo derecho a ser feliz, soy capaz. 

Solo la inmensidad en la que nos encontramos y el silencio de la naturaleza pueden acercarnos a nosotros mismos. Entender la vida es entenderse a un mismo, y esta es la única manera de vivir.



Poco a poco voy entendiendo lo que tengo dentro, de qué estoy hecha, qué es lo que quiero. He dejado de preguntarme por qué, de justificar los hechos ajenos, de juzgar los míos. Nunca nada es como esperamos al principio; cuanto más te acercas a los demás, más definidos son sus rostros, y nunca esperaste que la vida tuviera tantas pecas. Pero ¿sabes?, la vida es más divertida cuando cada vez se descubre un nuevo mundo, hay que estar abierto a todo lo que pueda ocurrirte.

12/4/12

Te eché de menos, Alba Luz

Hoy me he despertado con una sonrisa. Hacía demasiado tiempo y, ¿sabes? no suele ser por mí misma.
Sin demasiados motivos, he puesto tan solo los dedos de los pies en la madera del suelo, y ese efímero contacto me ha recordado por qué hago lo que hago. Por qué decidí algún día, si es algo que pueda decidirse, no basar mi vida en un objetivo concreto más allá de mí misma.
Mi mente es corruptible, y mis ganas de avanzar a menudo me hacen buscar metas, fijar mi vista en el final del camino, y olvidar que lo que pretendía con ese recorrido era simplemente respirar, ver, oír, crecer, ser, amar.
Puede que tengas que pasar mucho tiempo frente al árbol para darte cuenta del bosque, y aprender a amar cada una de sus hojas sin pretender arrancarlas. No es fácil aceptarte.

Creo que empiezo a desacelerar en lo que se había convertido en una carrera hacia lo más lejos posible de mí, y ahora que vuelvo a respirar hondo quiero compartirlo contigo, volver a hacerte otra vez mi refugio público, mi manera de entenderme y con algo de suerte ayudar a alguien a entenderse.

No me gustan las despedidas, siempre he preferido dejarlas como un "hasta que coincidamos", y esta vez no me equivoqué. Hola :)

10/4/12

Prefiero creer que dentro del silencio no hay nada
y aprender a crear
que esperar durante meses la generación espontánea
que rara vez llega.

No dejo de preguntarme el porqué de las cosas.
No ceso de hacer reglas generales de todas las estúpidas particularidades de mi vida.

Pues decido ahora mismo que se acaban las preguntas, las teorías, las esperas.
Quiero construir, ser, ver. Dejar de necesitar.

¿Por dónde empiezo?