El amor es un arma de doble filo.

Van a pasar miles de personas por mi vida. Mi cerebro va a captar imágenes de muchos seres humanos, quizás cientos de miles, aunque sólo muchos de ellos quedarán más de tres segundos en mi mente.

Pero hay personas excepcionales que en pocos segundos o en algunos años han conseguido llamar mi atención, pararme en medio de una multitud, hacerme correr entre cientos de árboles y ser objeto de mis sueños, calculo que para el resto de mi vida.

Ahora tengo claro que cualquier momento puede ser el perfecto y último instante de cualquier fase. Y hay que decir lo que se siente a tiempo, para que no llegue el momento en que ya no se pueda sentir.

Me gustaría susurrarte tantas cosas... y tan solo puedo gritar a kilómetros de ti. Sería tan fácil como hacer una radiografía de lo que he sido estos meses, y en todas las tomas saldrían tus manos reflejadas.

Me siento desnuda, indecisa y para nada merecedora de aliento o consuelo, pues tengo lo que he pedido. Pero nunca me ha gustado que no queden claros mis pensamientos, palabras, hechos y sentimientos. Y creo que va llegando el momento de hablar sin musitar sobre las caricias que no hemos dado, y también sin gritar sobre las miradas que sí hemos tenido.

El amor es un arma de doble filo, pues como fuerza cósmica puede tanto crear como destruir. Se puede volver contra nosotros en cualquier momento, y hacer de lo más bello cenizas en el aire. Puede estirarnos de cada uno de los dos brazos, y cuanto más creamos ir hacia el lugar indicado, más atados sentirnos al otro.

Incluso en un punto forzado, podemos llegar a maldecir la bendición del amor, cuando llega a tumbar todas las columnas que nos sujetan. Pero así es el puñetero estado de alienación, nos despoja de absolutamente todos nuestros esquemas, nos desnuda y nos araña la piel, hasta dejar a la vista y en carne viva todo nuestro ser, expuesto a lo que el mundo quiera hacer de él. Poco podemos hacer si nos dejamos llevar, pues las hojas al viento las lleva la corriente.

Pero nada puede igualar la plenitud que he llegado a sentir en segundos de mi vida que nunca olvidaré. La vida sin emoción no es NADA, y vale la pena ser arrastrado por el viento incesante que corre por nuestro interior si nos lleva por senderos tan maravillosos, pues la vida es cambio y el cambio siempre conlleva riesgos que pueden llevar a cualquier parte.

No me arrepiento de ninguna de las personas que he conocido. He ido de la mano de personas que han acabado traicionando todas mis sonrisas. He amado demasiado a quien se lo ha merecido. He confiado en quien me daba la espalda más de mil veces para intentar sacar de esa cabezota algo de sensibilidad. He bailado bajo lluvias de espinas con muchas personas maravillosas. Y he tenido que obedecer a mi espíritu libre aún fallando de esta manera a las personas más fieles. Pero he aprendido de absolutamente TODAS las personas que han pasado por aquí. Y eso es lo que las ha hecho especiales, y lo que me ha hecho especial a mí. Si he dejado un pequeño rastro de alegría en cada uno de vosotros, mi vida ha tenido algo de sentido. Si no, probablemente incluso más.

Me llevo muchas luces gemelas de estos 18 años, y aún me quedan otros tantos para haceros brillar un pelín más, y seguir descubriendo maravillas de este mundo imperfecto, a pesar de su doble filo.