26/2/10

¿Y qué se hizo de todas aquellas grandes ilusiones que cabían en un mensaje, en un par de palabras, en una simple mirada o en gritos desde un balcón?
Se desvanecieron, y otras ocuparon su lugar, cogiditas de la mano para no perderse, pues en cadena van unas siempre precediendo a otras.
¿Y qué se hizo de todas aquellas pequeñas penas que parecían avismos?
Se desvanecieron tambien, pues cualquier tonteria puede modelar nuestra alma.

Siento impotencia por ser tan susceptible, por saber que cada segundo me afectará, para bien y para mal, y a la vez decidirá mi camino.
Pero tambien, me alegro. Pues sé que, gracias a ello, viviré más intensamente cada segundo que me quede, y siempre siempre me fijaré en todo.

Un pequeño precio que pagar por vivir hasta que se agoten la pila...