Qué le voy a hacer. Yo no sé odiar.
Nací con ésa carencia.
Mis ojos no saben enfurecerse de rabia hasta casi llorar, mis labios tampoco saben apretarse hasta hacerse sangre. Tampoco mis brazos se estremecen de furia y tiemblan sin cesar.
No sé llorar de impotencia.
No sé abandonarme y dejar que el mundo siga, sin mí.
Yo no sé hacer daño, ni dejar de preocuparme por el mundo.
Yo no sé odiar por temor. Ni por amor.
Pero estoy aprendiendo.
¿Que es muy triste? Lo sé. Pero no es más que un caparazón de papel que se deshará en las próximas lluvias, o cuando la próxima bocanada de aire sepa a hierba o a tu pelo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada