Quizás sí sea mejor quedarse con el sabor en los labios y decir adiós a todo lo que el viento quiera llevarse, aceptar que las hojas acaban por caerse del árbol y que nunca pueden volver a ser verdes, aunque sí muchas otras cosas.
Yo siempre he luchado por todo y contra todo. No me gusta el conformismo, no me gusta aceptar sin más lo que podría ser el doble de brillante. Siempre he querido ser más luz, y crear más luz.
Pero por hoy, voy a observar, simplemente. Y con una sonrisa que tan sólo tu y yo entendamos agradeceré a la vida los segundos de plenitud, y aprenderé de los errores. Hasta encontrar el lugar donde entenderlo todo, para poder volver a crear, para saber cómo tomar las riendas. Estoy cansada de no saber, pero tendré paciencia y, por una vez, voy a aprender.
Fluir, recuperar, crecer. Disfrutar cada nota como si fuera el último suspiro, cada susurro como si fuera a extinguirse al otro segundo. Nada es fácil y todo es efímero. Basta con atrapar las sonrisas en nuestros ojos, sin enjaularlas, para llevarlas siempre libres con nosotros.
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