29/5/10

Los mismos miedos antiguos.

"Uno sólo conserva lo que no amarra."


Por eso yo sólo acaricio las cosas, para que sean libres de ir con quien quieran.
Pero la impotencia hace que a veces las agarre demasiado fuerte. Tengo miedo.

¿Vale la pena sentir como el viento remueve tu pelo cuando tiene ganas, lo peina, lo despeina, te saca a bailar o te hace chinchar un poquito, si cuando eres tú quien quiere bailar, desaparece?

El viento, que siempre fue aliado, que siempre me quiso, que siempre se dejó tocar. Y ahora no es él. No deja de irse, y sólo veo su espalda. Tengo más miedo.


Quizás sea el momento de girarme yo también. Y entonces, espalda contra espalda, sabremos qué hacer.