Estos días siento dentro de mí algo extraño. Puede que los cambios que están zarandeando mi vida en estos últimos tiempos me afecten más de lo descriptible como sano, pero ¿sabes? No lo juzgo.
Estoy comenzando el viaje. Claro que siento, añoro, me enrabio y perezco, pero si aún puedo hacer todas estas cosas es que aún estoy viva y esa es mi esperanza. Vivir para mí. Por fin para mí.
Quitarme los ojalás de la cabeza, seguir siendo esponja pero de vez en cuando sacar todo el agua de mí, valorar por igual todas las experiencias y sobretodo, no crearme mis propios espejos de idealización como una atracción de feria.
Todo es como es. Y si no pruebas a mirarte desde fuera existe la posibilidad de que acabes escondido dentro de ti mismo toda tu vida.
A veces las personas más libres son las que más miedo tienen de descubrirse... y ya no es mi tarea descubrir a nadie, ahora mismito me doy la vuelta y empiezo a entrar dentro de mí.
Y si alguien me acompaña, que se quite los zapatos antes de entrar, esta vez :)
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