Si echamos de menos es por que no poseemos, y por mucho que tengamos una imagen entre los dedos nunca podremos meternos dentro de ella, revivir lo que se desliza entre nuestro cabello para alejarse infinitamente.
Echar de menos es tan relativo... tan volátil como el mismo tiempo, tan extraño y solitario como un campo de amapolas.
La cuestión es... ¿se puede echar de menos lo que prácticamente ya se tiene? ¿Es lícito poseer algo si así deja de ser libre? ¿Y si conseguir lo que deseamos nos hace a nosotros mismos esclavos? ¿Y si no?
Todo se reduce al miedo a la libertad. Miedo a no tener más apoyo que el de uno mismo, miedo a no poder compartir, soñar o amar en compañía.
Tememos estar a solas con nosotros mismos, pues escucharnos sería aceptar demasiadas cosas que ni tan solo queremos oír.
Yo no tengo miedo a estar sola. Un día decidí que quería conocerme y me presenté ante mi misma con toda la ilusión del mundo. No me defraudé, y sé que ya nunca estaré sola, ni en mala compañía, ahora que sé quien soy y estoy contenta de estar conmigo.
Pero me temo que, aún así, no es suficiente, y siempre necesito compartir mi realidad y mi locura con el resto de universo. No lo considero malo, ni muestra de cobardía o debilidad. Para mi es la vida, ser y ayudar a los demás a poder ser también, crecer y empaparme de lo que me rodea, sentirme conectada al mundo y a todas las personas. Es precioso saber que tu mismo existes en la realidad de otros, y que tus actos han podido cambiar el transcurso de sus realidades, y locuras.
Pero, de vez en cuando, echamos de menos. Echamos de menos realidades que ya no son, locuras que ya pasaron. Personas que ya no existen, que han ido evolucionando, retrocediendo. Incluso aquellos que, estancados, ya no pueden seguir nuestro ritmo y se despiden en la lejanía, sin querer impedirnos el paso o hacer más lento nuestro recorrido.
Echamos de menos, y por unos momentos nuestra vida se para. Nada ocurre, y nos quedamos atrapados en algo que fue y ya no es.
Estoy cansada de echar de menos, aunque me haga humana y algo más fuerte con los años. Siempre es extraño definir los sentimientos, pero el miedo es algo que sí sé reconocer y que no quiero en mi vida nunca más.
1 comentari:
Trobar a faltar és una conseqüència del fet mateix de tenir imaginació, de tenir-la i saber-la o poder-la explotar, gràcies a les muses de la vida. Solem enyorar coses, que fins i tot, mai han estat reals, però algo dins nostre vol fer-nos creure que és així. Per això, és bo saber en quin dels dos mons estàs en cada moment. Sense pors, però vigilant de no ser absorvit per la irrealitat :)
Publica un comentari a l'entrada