Y es que eso es lo más importante: être.
04/02/2009.
être, 1.
Hay mucha gente que no sabe que siempre está soñando. Hay gente que sueña con lo que no tiene, o con lo que no sabe que tiene. Y a la vez hay personas que con sueños lo hacen todo, se miran por dentro, se conocen y vuelan.
Vuelan por caminos que llevan hacia el mar; bucean y luego salen como nuevos al exterior, apenas sin mojarse, apenas en un respiro humano y, al salir a la superficie, vuelven a coger aire para seguir transportando cada segundo hasta si mismos, porque el tiempo no les guía, ellos guían su tiempo, ellos deciden cuando respirar, ellos son dueños de su vida.
Cuando soñamos somos dueños de nuestra vida, dueños de nosotros mismos.
A veces es solo ahí cuando realmente decidimos sobre nosotros, porque hay gente empeñada en hacernos caminar por un camino ya hecho, en hacernos reseguir unas pisadas que han reseguido ya demasiadas personas, y eso no está hecho para nosotros, porque tenemos ilusión, tenemos fuerzas para ser los creadores de nuestro destino, fuerzas para decidir cuando hay que desconectar para perderse en cientos de historias distintas que en realidad solo son una; una mente, un cuerpo. Y cuando hay que ser valiente, hay que elegir un camino alternativo, distinto, nunca un atajo, pues eso es tener prisa y la prisa mata, la prisa es la muerte;
porque correr es tener prisa por morir.
être, 2.
Carpe diem, aprovecha el momento, no tengas prisa.
Sí, el tiempo huye, pero perseguirlo no es mas que desaprovechar tu propio tiempo mientras vas tras el que crees que necesitas, pero que en realidad no es tuyo, nunca te ha pertenecido.
Vive hoy, pues solo te ha de concernir hoy, ayer solo importó ayer, y mañana aun no existe.
Pero hoy, solo hoy, es cada impulso, cada momento, cada oportunidad por amar y ser amado, por tener clara una cosa;
hay que vivir para uno mismo, ya que cada uno tiene una vida, un hoy, un tiempo, y no podemos vivir la vida, el hoy, el tiempo de los demás.
(compartir, no robar)
Precisamente por eso, no hay que perseguir un tiempo que no es tuyo, que nunca te ha pertenecido.
Siempre queremos tener, siempre queremos agarrar, comer, zambullirnos en la nieve y salir ilesos, pero no nos damos cuenta de que lo único importante es ser, ser, ser, uno mismo, un corazón, una mente.
¿Para qué tantos vestidos, tantas mentiras que tapan lo que en realidad somos?
No tendríamos que ser valorados por nuestras riquezas, nuestro poder, nuestro aspecto, sino por nuestros valores, nuestras quimeras, nuestros sentidos.
Eso, para mi, es Carpe diem. Tener claro que por encima de todo, somos hoy, y siempre fuimos, i si mañana se nos olvida todo, da igual, porque hoy somos y punto, ayer tuvimos, mañana quizás no, pero siempre fuimos, somos y seremos.
être, 3.
De vez en cuando dejo de pensar. Solo cierro los ojos, me siento en la hierba mojada y pienso en blanco, solo en blanco.
Pero de golpe, ese blanco se convierte en nieve, nieve que se funde para dar paso a la hierba mojada en la que estoy sentada, y a mi lado aparecen flores de colores, árboles que sorprendentemente rápido van creciendo para mi, de los que nacen manzanas que, bajo un sol quizás demasiado radiante, caen a mis pies, se pudren, se llenan de hormigas que las devoran con un hambre desesperada, y después de ellas, caen las hojas de todos los árboles que han ido creciendo, y mientras caen pasan de ser de un color amarillo rojizo a un verde radiante, para morir finalmente en un marrón fundido con miles de hojas más en el suelo otoñal que se desvanece ante mis ojos mientras unas perlas blancas lo cubren todo como las mentiras cubren la verdad, dejandolo todo igual, todo tan bonito que hasta parece irreal, y es irreal porque bajo esa mentira tan bien hecha hay y sé que aparecerá la hierba mojada donde realmente estoy sentada. Y de golpe abro los ojos y solo veo esa hierba, no hay manzanas, ni hojas podridas, ni hormigas que se comen las ganas de sentir para dejar solo una ínfima huella de existencia.
Estamos solos; la hierba, los sentidos y yo.
être, 4.
No quería ser nada, no quería compartir un nombre, una clase social, una tribu urbana con gente desconocida que incluso podría ser asesina, o hipócrita.
No quería formar parte de una masa de gente que corre como el viento, y que como el viento se deja llevar, pues esa gente, por más tranquila y segura que pueda parecer no deja de ser influenciable.
Yo solo corro para pensar, yo no quería correr para huir.
Pero el miedo, la inseguridad siempre nos traiciona, traiciona nuestras convicciones, nuestras quimeras, nuestras ideologías, y pervierte nuestras ilusiones, pues nos hace olvidar todo lo que nos importa y lo que nos da la vida. No hay que tener miedo, no hay que dejarse llevar.
No hay que dejar que el viento haga volar nuestro camino, pero si nuestra imaginación. No hay que perder el control, pero controlar no es bueno.
Solo hay que ser parte de uno mismo y decidir que queremos que nos acabe de formar, pues al contrario de lo que mucha gente (gente que se lleva el viento) cree, cada persona es un conjunto de miles de cosas, y solo podemos enamorarnos de la parte que está libre de adornos. Solo cuando nos despojamos de esos vestidos que todo lo cubren, que hacen bonito hasta el ser más feo, podemos decir que somos nosotros mismos.
Supongo que esto debe ser lo que llaman alma.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada